Este año pasé las fiestas patrias en Puebla y fue mi amigo Carlos (alias el Oso) quien me invitó a celebrar en su casa. Ahí también estuvo su familia que tanto estimo y con la que aproveche para actualizarme después de mucho tiempo de no verlos. Sus papás son como mis padres putativos por la relación tan cercana que tuve con ellos, ya que cuando ellos vivían en Veracruz yo me fui a vivir a su casa con Carlos y su hermano Rodolfo durante 10 años. Incluso a veces comentan de broma que temían que les quitara la casa, pues en un momento los dos se fueron a estudiar al extranjero y yo bien patrón me quede con la casa para mi solito.

Con Carlos hice varios viajes de las cuales han salido varias anécdotas que nos es imposible contar sin que nos de un ataque de risa y otras un tanto bizarras que pocos conocen, como cuando «naufragamos» en una isla en Veracrúz en plena tormenta eléctrica y jurábamos que moriríamos fritos, obvio ahorita nos da risa, pero en ese entonces estábamos apanicados.

Carlos es uno de esos amigos a los que aunque ya no frecuentas mucho (porque ahora vive en Cancún) sé que cuento con él y él conmigo. 

Espero verlo pronto y seguir acumulando historias y vivencias. Si en una de esas se descuida, le caigo en Cancún.