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Un atajo y mil historias.
La opción más rápida era tomar el metro pero opté caminar para llegar a mi siguiente destino luego de terminar de hacer fotos muy temprano por el Bazar de Yuyuan en Shanghái. A fin de cuentas 15 minutos andando no sería mucho, además el calor aún estaba tolerable pues no daban aún ni las 8 am. La aplicación en mi teléfono me marcaba una ruta que realmente no seguí al pie de la letra, giré hacia unas calles angostas por una zona nada turística, de hecho era una zona habitacional con varios comercios que me dieron una amplia noción de como transcurre la vida diaria en Shanghái.
Ya había guardado la cámara pero decidí volver a sacarla de la mochila, sentía que debía retratar lo que comenzaba a ver y es que el día estaba prácticamente comenzando y todos se alistaban o se trasladaban para estar en sus labores. Un alegre niño en uniforme escolar avanzaba a paso rápido devorando su desayuno, si no quedaba lejos su colegio, seguro llegaría tiempo.
Altos y saturados edificios de condominios explicaban el porqué de algunas cosas como por ejemplo sus tendederos, estos están instalados al exterior de sus ventanas o algunos lavabos que también están afuera pero en banqueta, donde las personas terminan de arreglarse por las mañanas.
Seguí caminando y pude notar la mirada de extrañeza de algunas personas, supongo que algunos habrán pensado que estaba perdido. Al mirarlos les sonreía en forma de permiso por transitar por sus rumbos, ellos sonreían de vuelta.
A mi paso se atravesó un perro, era muy pequeño y quise acercarme, su dueña, una vendedora de periódico a señas me quiso dar a entender que no lo hiciera, extrañado me enderecé en mi intento fallido por acariciarlo a lo que ella agrego con señas que muerde, ambos sonreímos y continué mi paso sin antes hacer una foto el el lugar de los hechos.
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El tamaño de la ciudad, el tráfico y otros factores hacen que mucha gente opte por moverse en motocicleta, ya sea para asuntos personales o de trabajo, eso lo constaté por la cantidad de unidades que veía estacionadas afuera de los comercios y en movimiento por todos lados, cuando digo ‘por todos lados’ me refiero a que circulan en un carril confinado para ellos pero lo hacen hasta en sentido contrario y en las aceras, si, así como lo lees, que por cierto tuve un percance con una moto que circulaba hacia a mi sobre la angosta acera, iba a baja velocidad pero al pasar a mi lado e intentando esquivar un poste, el hombre quedó enganchado del manubrio con mi mochila, sentí un jalón, me asuste, voleé y antes de que me diera cuanta de lo sucedido él ya se había levantado y para continuar su camino.
Una puerta bastante original llamó mi atención, en casa no las encuentro de esa forma y quería llevarme esta foto, sólo que pasaba mucha gente y sobre todo autos, no quería usar el zoom pero necesitaba ponerme a media calle una vez que no vinieran autos, esperé quizás un par de minutos, ya estaba listo cuando de pronto noté que alguien se iba a atravesar, hice la foto, levante la vista y vi a un chico entrar en mi encuadre con su vestimenta típica con teléfono en mano y tenis contemporáneos, una mezcla de historia y modernidad, lo tenía que retratar, esta fue muy rápido pero logré reaccionar a tiempo, por suerte estuve atento.
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Seguimos avanzando y encontramos un concurrido templo que desde afuera se escuchaba el bullicio, fue así que nuestra curiosidad nos llevó a entrar, ahí hombres y mujeres quemaban varitas de incienso mientras pedían bendiciones, otros más arrojaban monedas para la suerte, así vimos este y varios rituales más dentro de aquel templo budista, luego de unos minutos decidimos continuar nuestro camino, ya estábamos cerca de nuestro destino, por fin.
Tenía una alegría combinada con asombro, en tan poco tiempo descubrí mucho, estaba contento por haber conocido más a fondo cómo es la vida diaria de los shanghaianos, en esta gran ciudad cosmopolita a través de sus calles, esas que no vienen en ninguna guía y de las que nadie te habla la gente, al final mi recorrido del punto A al B fue más del triple pero tenía nuevas anécdotas por contar y nuevas fotos que mostrar. No llegué a tiempo pero tampoco tenía prisa.
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Conoce más de Shanghái a través de este video que hice por allá.
Estás vivencias fueron parte de un viaje que hice gracias a la invitación de Aeroméxico para conocer este versátil y creciente destino asiático al que cada vez más gente pone atención y que vale mucho la pena descubrir.
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