En una visita reciente que hizo Omar, un amigo de Puebla, visitamos Hierve el Agua, ahi vivimos una gran experiencia sensorial y que logró describir perfectamente en esta crónica.
Tomar carretera un sábado por la mañana sin mayor plan que con la disposición de dejarse llevar,  unas veces por el instinto, otras por las señales de la autopista, y otras por la charla de dos amigos, no puede tener mejor resultado si ese camino es una arteria de Oaxaca, punto de partida para la crónica que aquí se leerá (y verá). 
“Derecho, así como van” les decían a Francisco y Omar las personas del lugar al que se adentraron después de dejar los tramos lisos de carretera. Sentían que iban por buen camino aún cuando en el pequeño pueblo de casas de adobe no había otras señales más que las mismas indicaciones de los lugareños y algunas señales pintadas a mano. Dudaron cuando se toparon con el pie de la montaña. Francisco detuvo la camioneta y miró a Omar esperando una respuesta, éste le señaló otro letrero pintado a mano que dibujaba una flecha hacia la cima, hacia Hierve el Agua. 
 La travesía por la montaña fue larga pero divertida. La vereda en ocasiones angosta, en otros momentos pintada de verde y luego entre las nubes, les dio a los dos amigos la oportunidad de reflejar la vida en el camino y ver el horizonte lleno de montañas, sentirse parte de ellas e imaginarse como dos puntos en el universo.
Terminó la cuesta arriba y aunque no era el punto de llegada la sintieron parte del destino. Estacionaron el auto y caminaron con sus mochilas al hombro. Finalmente llegaron a Hierve el Agua, como llegar al paraíso ¿o será que el paraíso supera por mucho al lugar que tenían enfrente? Francisco ya había estado antes en Hierve el Agua y Omar no, la impresión fue la misma y muy agradable. Conversaron entre sí y con el viento, continuaron platicando en silencio y se sintonizaron con la montaña, con la vista que se les enfrentó, con la magia de la naturaleza y el embrujo de la historia. Y es que en Hierve el Agua hay un conjunto de cascadas petrificadas, formadas por carbonato de calcio, aunque los personajes de esta crónica prefirieron pensar en los miles de años de los cuales ellos formarían parte. Increíble pensar que ahí está la huella de manos zapotecas de hace más de dos mil años. La arqueología se sintetiza en unas canaletas de irrigación y terrazas que se asemejan a venas y arterias con colores inigualables por las que corre agua. 
 Se metieron a las pozas de agua que figuran como espejos sobre los que se mira la montaña todos los días al despertar. Los dos también se miraron en ese espejo. El frío del agua se olvidó frente a la calidez del paisaje. Francisco deseó que no llegara nadie más y tener solo para sí aquel espacio-momento. Y aunque llegaron más visitantes, ellos permanecieron mucho tiempo disfrutando los momentos de silencio y quietud, mismos que Francisco atesoró con su cámara lomográfica, su digital y su teléfono y que deseó desde aquel momento compartir en su blog. No esperó para compartirlas en su Facebook y Twitter y se emocionó de recibir elogios inmediatamente. No era para menos, el lugar es motivo de envidia. La alberca infinita y la sensación una gran recompensa tras la travesía. 
Después de unas horas, Omar y Francisco decidieron partir. Comieron en una cocina de leña en donde les prepararon tortillas de maíz con frijoles, salsa y queso. También probaron elotes asados, manjares complementarios después del banquete visual. Francisco retrató a los hijos de Olga, la cocinera de manos jóvenes y sazón milenario. 
Los dos amigos irían quizá después a Mitla, o a visitar el árbol del Tule con todo y sus dos mil años, porque Omar quería preguntarle sus secretos de tanto tiempo. Tomarían carretera, buscarían otro punto de partida sabiendo que el punto de llegada está en el propio camino, otro que también les permita escribir (y fotografiar) más historias… 

 Texto: Omar Lezama

ENGLISH VERSION
Hierve el agua (in Spanish for «The water boils») it’s located 70 km from Oaxaca. This site consists of two rock cliffs which rise between fifty and ninety meters from the valley below which have been formed over thousands of years. These formations are created by fresh water springs saturated with calcium carbonate and other minerals. The water from three of the four springs is captured by a number of small natural pools and two large artificial pools in which visitors can swim. 
While being there I took these lomo pictures and some other ones with my iPhone that I uploaded right away on Facebook and Twitter, few minutes after I was receiving a lot of insights about this great place, what I never thought is that the following week I was going to return with more friends that came and wanted me to take them there too.
HOW TO GET THERE: 
Head east from Mitla along Highway 179. After approximately 11 miles (18 km), follow the signed gravel side road that forks right another five miles (8 km), through San Lorenzo village to Hierve El Agua.